Sobre
un blog, millones de blogs. La reforma
cultural en su máxima expresión, apabullante cuando te expresas: te
dices "Ey, me estoy expresando"; somos iguales y pares con
los otros millones de seres expresantes. Primera parte, indisoluble
parte, de la ilusión de la mass-democracy: igualados todos en el
acto de expresión. Es el
signo forense de la democracia como ilusión el hecho de que pensemos
siquiera por un momento de que expresándonos arribamos
a la igualdad. Lo que estaría en el núcleo de la perversa ilusión
no es simplemente el cacareo de si, efectivamente, expresándonos
todos nos igualamos, sino de que la igualdad es una condición
aterrizable, y de que
esta igualdad está compuesta de un vehículo discursivo.
Pensar en quien, al atendernos, reflexiona para sí "No por
hablarme te miraré como par". Paridad no es tener voz. Tener
voz es otra cosa: tener voz es tener presencia, no paridad. También
los esclavos se hacen presentes, así como te hacés presente, huella
digital en mano, vos, servidor público, para hacer la cola y marcar
en el reloj infrarrojo de tu lugar de trabajo. No. Paridad es otra
cosa. Paridad es la inexistencia de la condición de tener.
Yo no tengo Estado. Soy par de quien no tiene el suyo. El Estado me
tiene. Soy par de quienes son tenidos. Aquellos que aman su Estado
mientras son tenidos, esos no son pares míos.
Pero
bien, dejemos pasar la idea de la masificación de la cultura como
dispositivo igualatorio: ya que según parece nos hemos puesto todos
de acuerdo de que el capitalismo es el fin. El fin último. Mejor
indaguemos entonces en la cultura, por favor. Indaguemos en el
helicóptero que nos llevará a la pista: no indaguemos sobre la
pista; no preguntemos sobre la poesía del volar.
Libros,
élite, mi viejo Adorno, escribir ya no es lo de antes, perfecto:
prostituta adorniana, voy en paz a tu lecho forjado en capítulos.
Uruguayos, temblad por la cama que habéis forjado.
Al final de mi uruguayidad estará un Baño sin espejo donde no
podrán pegarme ni observarme. Específicamente, no podrán pegarme.
Observarme, ¡levanta tu pluma, poetastro!
Menos
argumentatividad, más problemas: aquí lo que encontrarán será la
caducidad del escribir. Menos argumentatividad, o sea menos Rorty;
más problemas, o sea, más feria de Tristán Narvaja.
Por favor, golpeen a Rorty.
Adoro
la feria de Tristán Narvaja. Durante dos años tuve la enorme
suerte de vivir exactamente
sobre ella, en frente de la Facultad de Psicología. Además de eso,
tengo la enorme suerte
de, cada tanto, asomarme por allí para alquilar una mesa a 25
uruguayos y ofrecer en venta mis propios libros.
¡Vendo mis libros! ¡Intermediarios, maestros de la distribución:
vendo mis libros!
Ahora
bien, hay algo de cerdo y de auténtico en esta calle tan hermosa que
los domingos se abarrota de su feria: lo cerdo es simplemente lo
insaciable de lo estético, de la exposición de los
cuerpos: como cuerpo incluyo
cada uno de los objetos allí expuestos, no sólo los sujetos.
También hay algo caballuno en esta feria: Montevideo toda está
recordada en esa feria. ¡Turista estúpido: la feria de Tristán
Narvaja no es un libro escrito para ti! Pero un turista, un amigo.
¿Quieres que te recuerden? Ten tu caballo.
Sobre
este blog, el ruido y la estática circundante. No expectativa, por
favor. Hoja de ruta de las lecturas. Pensamiento de que las teletones
pueden matarte si las dejas.
Higiene
voluntaria de lo virulento y canceroso que tiene el ejercicio
constante de la literatura. Tomo muy en serio
la literatura: es mi trabajo. Observo de lejos a la vedette literaria
y al intelectual alpedista [los nombraré, a todos los nombraré,
señor censor]: y juntos marchan al encuentro del poetastro
resentido. No me hallan sus cámaras fotográficas. No te resientas,
poetastro: tú por lo menos lloras en la Alcoba de la cultura, de la
que te barrerán cuando ya no seas necesario; estamos quienes, por
menos, reptamos condenados en el Baño de tu historia. Ya estamos
aquí, entre la ceniza olvidada. No necesitan barrernos. Pero vos,
hermano, que temés de los diccionarios el que no te nombren ni te
descubran. ¡Rápido: haz tu wiki!
No hay comentarios:
Publicar un comentario