sábado, 22 de agosto de 2015

"El arte del parpadeo", de Alejandro Ferreiro

Libro tosco, sin columna vertebral alguna, y casi sin historia; repleto de retoricismo y frases construidas con los pies, como por ejemplo "Gerard supo estar bien, debió estar bien, pero estando mal. Y se cuidó", o "La vida es maravillosa y por eso mismo sabe lo que hace". Abundan las ideas simplonas y sin la más mínima repercusión diegética, tanto así que cuesta distinguir el texto del borrador de un mal programa de radio.

El tiempo narrativo se reduce al instante en que un pescador, Gerard, logra enganchar con su anzuelo y extraer un pez del río que corre junto a un pueblo llamado Insondable; en los intersticios de este acto se presenta una sopa de giros retóricos vacíos sobre una narración fofa e insulsa, llena de las palabras cosa -el narrador parece tener una predilección por este vocablo- y energía, aderezada de breves párrafos iniciados con "Y". 

En la segunda mitad del libro se bosqueja brevemente la historia de una relación amorosa entre Gerard y "su mujer", que nunca es desarrollada, más allá de unos brevísimos simulacros de narración.

Creo que al borrador del libro no le hubiese perjudicado aunque sea una sola revisión o lectura por arriba, y quizá una reescritura completa. Tiene éxito en cuanto a que la obra apuntaría a encajar "la fugacidad de la existencia", y efectivamente la fugacidad de la existencia artística es la que permea el libro desde la primera página.

El libro te lo venden en una oferta de 3 por $250, y hay que advertir a posibles lectores que no es bueno para encender leña. Letra punto 20, enorme, para hacer bulto (viejo truco de Random House Mondadori). En la librería no te devuelven las dos o tres horas que invierte la lectura.