Interrumpí, brevemente, mi habitual ostracismo de las purulentas letras uruguayas para acercarme en mi visita anual a la Feria Internacional del Libro, allí en la carpa y hall de la Intendencia Municipal de Montevideo.
Panorama desolador.
Basura cultural a paladas.
Las "ofertas", insoportables, tediosas, idénticas a las de todos los años. Literalmente. Ofrendas estúpidas.
Los comerciantes editoriales te insultan con una sonrisa: "Sí, está de oferta, a 590 pesos".
Hay que piratear.
Hay que piratear.
Robé un libro.
El único oasis de vida es el puesto de Cuba, justo enfrente a la usina de desperdicios de Hum.
El único oasis de vida fue el puesto de Cuba.
De regreso.