jueves, 20 de diciembre de 2018

"La Princesa Primavera", de César Aira

Todavía no me decido si ha sido un chiste de mal gusto que el librero volcó sobre mí, un chiste que por suerte sólo me costó $10 uruguayos (algo así como una hemorroides de 33 centavos de dólar).

O quizá es la sordera de las ocas en el cenagal.

En cualquier caso, existen pocos libros más imbéciles que La Princesa Primavera, de César Aira. Puedo imaginar incluso, si me pagasen por ello, el momento dominical en que el genial autor pensó qué estupidez podría poner en algún procesador de texto que tan sólo le llevase una o dos horas garabatear. Total, los editores ya le arrojan alfalfa al ganado.

Pienso que el libro de Aira (y seguramente Aira) es una estafa, una simulación escritural, el signo ictérico de que el hígado de la cultura literaria nos muestra su cirrosis inevitable. Un pedazo de basura que ni siquiera merece desprecio. (El desprecio es caro, en mi viejo pueblo.)

Quizá exagero. Luego me entero de que uno de los miembros del Top 10 de libros vendidos en Uruguay es el Horóscopo Chino, de Luvodica Squirru.

Quizá Squirru es el pseudónimo de Aira. Quizá Aira es el pseudónimo de Squirru.

Sobre la levadura ya leudada no se puede exagerar.